No hay duda que la World Class Competition se ha convertido en el certamen de coctelería más conocido, mediático y prestigioso del mundo a pesar de estar organizado por Diageo. Y digo «a pesar de» por la natural desconfianza que despiertan los concursos patrocinados por marcas y que, en este caso, gracias al buen hacer de la compañía ha conseguido convertirse en el título más codiciado por bartenders del mundo entero.
Además, es un certamen que no termina ni se guarda en un cajón de año en año. Es una carrera de fondo salpicada de sesiones de formación, finales locales y un montón de actividades que buscan mejorar el sector de la coctelería a nivel mundial e impulsar la excelencia. Este mes, Michito Kaneko se ha alzado con el título al Mejor Bartender del Mundo 2015 en Sudáfrica y, sin apenas descanso, a finales de septiembre se dará el pistoletazo de salida a la edición del año que viene en MixologyXTrends.
El 22 de junio tuvo lugar la final española en el Teatro Goya de Madrid en la que Borja Cortina se alzó con el título nacional. Yo tuve la suerte de asistir por primera vez y presenciar toda la competición desde por la mañana. Fueron horas de risas, nervios, compañerismo, ilusión y amor por la profesión. Los 17 finalistas locales tuvieron que competir en dos pruebas: Sips and Bites y Velocidad y Equilibrio.
Sips and Bites
Sips and Bites es una prueba de maridaje en la que cada participante tiene que presentar al jurado dos cócteles en 10 minutos, uno combinado con un plato a elegir de una lista conocida previamente y otro sobre la marcha con uno de los platos revelados el día de la final. Los dos cócteles tienen que incluir uno de estos productos: Tequila Don Julio, Bulleit (bourbon o rye whiskey) o Grand Marnier.
Además de la idoneidad de la combinación de la copa con el plato, la prueba requería de una puesta en escena sugerente tanto en storytelling como en presentación, técnica y originalidad. El jurado estaba formado por David Ríos (ganador World Class Global 2013), Luca Anastasio y Alberto Pizarro (ganador World Class España 2011).
El ganador de esta prueba fue Iván Taléns de Cocktail and Clam (Carcaixent, Valencia). Iván era finalista por segundo año consecutivo y en sus dos pruebas se pudo ver lo entregado que tenía al público. Todo un showman en el escenario como podéis ver en el vídeo, pero demostrando también el mimo, dedicación y trabajo que pone en sus creaciones.
Velocidad y Equilibrio
En esta prueba los participantes tenían que preparar seis cócteles clásicos en ocho minutos, al menos dos de ellos con Vodka Ketel One. El jurado tuvo en cuenta la variedad de los cócteles, su presentación y la calidad del resultado final. Es una prueba divertida, donde los bartenders tienen que agitar y remover cócteles de dos en dos, servir con varias botellas a la vez en la mano y medir cada gesto para no perder ni un segundo. Y todo con una sonrisa en la boca y un pulso de hierro.
Los encargados de juzgar este challenge fueron Max La Rocca (Brand Ambassador World Class Europa), Giacomo Giannotti (ganador World Class España 2014) y Patxi Troitiño (Campeón de España de Coctelería 2009). El ganador fue Curro Rubio de Premier Nervión (Sevilla).
El evento
Mientras las pruebas se sucedían en dos salas simultáneas, el resto del teatro estaba lleno de «actividades» para los asistentes. José Joaquín Cortés, nariz de oro 2012, nos propuso diferentes maridajes de queso y whisky. A destacar el de Lagavulin 16 años, que como fan de Ron Swanson no podía dejar pasar.
Muy concurrida estuvo también la terraza durante todo el día con el maridaje de Mint Juleps de Bulleit y hamburguesas Raza Nostra (pareja perfecta), así como el puesto de crêpes suzette con Grand Marnier.
La entrega de premios
Jorge Blass fue el anfitrión de una gala muy cuidada que tenía como tema «El Gran Gastby». El conocido mago nos sorprendió con unos trucos alucinantes (y eso que a mi no me gustan especialmente los espectáculos de magia) mientras iba dando paso a los ganadores de las pruebas y de los Coaster Awards. Por fin se desveló el ganador de la noche, Borja Cortina, del Varsovia Bar de Gijón. Premio más que merecido tanto por su trayectoria como por el genuino entusiasmo y el cariño con el que lo celebró todo el auditorio. Borja es un profesional muy querido por sus compañeros, humilde pero con una gran solidez y experiencia.
Balance
1. La final de la World Class es un «acontecimiento planetario» que diría Leire Pajín. Atrae la atención de toda la profesión (y de parte del público general, que es todo un logro), cambia y propulsa carreras, sirve de escaparate a bartenders «de provincias» con menos atención mediática, premia el buen trabajo y la constancia y sirve de punto de intercambio entre aspirantes y figuras reconocidas.
2. Es un gran espectáculo para los que somos aficionados, pero carece de ritmo. Es una pena que la parte de las pruebas no esté concebida como un show, porque a veces los intervalos de preparación se hacían interminables y era difícil organizarse para ver a determinados participantes. Creo que una vez hecho el sorteo, habría que llevar a rajatabla un horario para poder organizarse como espectador y disfrutar más.
3. Da gusto ver el compañerismo que hay en la profesión. Uno de los factores de éxito de los cocineros españoles en el extranjero ha sido la colaboración entre todos los grandes nombres para hacer frente común y poner en valor su trabajo de forma coordinada. Los bartenders españoles están en ese camino, ya sea de forma consciente o no. Los ánimos que se daban entre contrincantes durante las pruebas, la ausencia de envidias (al menos visibles), el apoyo del público ante los nervios de los participantes, la alegría genuina al ver caras conocidas, los corrillos para compartir recursos, ideas, opiniones… es un buen comienzo para hacerse oír dentro y fuera de nuestras fronteras.
Aquí tenéis un álbum completo del World Class España 2015.
Fotos: josemarmol.es.