Los vinos de Jerez se han puesto de moda fuera de nuestras fronteras, tanto en coctelerías como en restaurantes del mundo entero. Aquí ya está empezando a verse entre las recomendaciones de los trendsetters gastronómicos ya que, como buenos españoles, solo valoramos lo nuestro cuando otros lo reivindican. Por su lado el vermut lleva ya bastante tiempo instalado en el moderneo y va llegando al público general a través de las revistas generalistas y la oferta creciente en los locales.
El 10 de diciembre se presentó en el Jardín Botánico un producto de Lustau que une estas dos modas en una misma botella: un vermut con dos vinos de Jerez con más de 10 años de crianza como base. Para su elaboración, se parte de un Amontillado y un Pedro Ximénez y se maceran 10 botánicos por separado, para extraer los sabores y aromas de cada uno de ellos de forma óptima. El coupage final es un vermut excelente en su categoría, poco amargo y muy agradable (demasiado para beber moderadamente). El responsable es el enólogo de Lustau, Manuel Lozano, reconocido durante siete años consecutivos como mejor enólogo de vinos generosos del mundo, galardón otorgado en Londres por la IWSC (International Wine Challenge). Casi nada.
Durante la presentación, aprovechamos para visitar la exposición “La Vid, el vino y el CSIC” que recoge el trabajo multidisciplinar que está realizando el Consejo Superior de Investigaciones Científicas sobre vitivinicultura. La investigación está financiada en parte por nueve bodegas españolas, entre ellas Lustau.
Empezamos la visita guiada en el Espacio Simón de Rojas Clemente, botánico español pionero en la descripción de las variedades de vid, disciplina a la que llamó ampelografía. Sus libros se tradujeron en menos de un año al francés, lo que demuestra el impacto que tuvo su trabajo en la comunidad científica de la época. En el Jardín Botánico se guarda su herbario, creado en 1802 y considerado el más antiguo del mundo.
La exposición se aproxima al mundo del vino desde todas las disciplinas. Pudimos ver el primer vaso que se usó para beber vino (el kílix griego), drones que vigilan los viñedos, los injertos con los que Mariano de la Paz Graells solucionó el problema de la filoxera, laboratorios de microbiología, la relación entre arte barroco y vid, una nariz electrónica y más de 100 paneles explicativos de la gran labor de investigación y documentación que está realizando el CSIC.
Tenéis hasta el 31 de diciembre para visitar la exposición y todo el año para probar este nuevo vermut de Lustau, simplemente con hielo y una piel de naranja.