Antes de 1883, la fabricación de cerveza era un proceso impredecible ya que se fermentaba espontáneamente con las levaduras del ambiente, lo que producía resultados diferentes en cada lote y en ocasiones se pudría. Sin embargo, en 1883, el señor Carlsberg descubrió cómo aislar una cepa de levadura pura. En vez de patentarla, compartió esta levadura de manera altruista con otras empresas cerveceras de la época con el nombre de ‘Saccharomyces Carlsbergensis’. Así empezó la fabricación de cerveza tal y como la conocemos.
Proyecto Carlsberg Rebrew
Hasta ahora, nadie conocía a ciencia cierta a qué sabían esas cervezas de 1883. Hace tres años, se encontraron casualmente unas botellas de aquella época en la fábrica de Copenhague y al analizarlas, se detectaron células vivas de levadura pura. Un caramelito para los maestros cerveceros de la compañía, que convencieron a la empresa de que debían intentar reproducirla y usarla para hacer cerveza siguiendo los procesos de 1883 que estaban documentados en los archivos.
Utilizaron la combinación de maltas de la época (mezcla de tipo Munich, Caramel y Dark y no la Pilsner que se usa ahora) y las fermentaron a baja temperatura durante meses. La única diferencia con la original es que la han tenido que pasteurizar para poderla exportar y que tiene 5,8% de alcohol, mientras que la antigua tenía 4,6%.
La cata
Tuvimos la suerte de poder probarla en primicia en la Embajada de Dinamarca de la mano de Erik Lund, maestro cervecero de Carlsberg y responsable del proyecto. De entrada sorprende el color, más tostado, que procede de los tipos de malta usados. La segunda sorpresa es que esta levadura no da sabor ni aroma, lo que deja bastante desnuda la materia prima y la hace protagonista. La tercera sorpresa es lo ligera y refrescante que es, ya que esperas un sabor más tostado y potente.
Sin duda es un ejercicio muy interesante, que nos trastoca los prejuicios que podamos tener sobre el tipo de cerveza que bebían los daneses de finales del siglo XIX. La buena noticia es que esta Carlsberg Original 1883 se vende en centros comerciales en botellas de 75 cl acompañada de una copa por solo 5,50 euros. La mala, que solo hay 20.000 unidades. Si tenéis curiosidad por saber a qué sabe una pilsner de 1883, ¡corred que se acaban!
Si sois muy cerveceros y tenéis curiosidad por conocer todo el proyecto y el proceso que siguió el equipo para recrear esta cerveza, aquí tenéis el documental ‘Carlsberg Rebrew’, ¡muy interesante!
Fotos: josemarmol.es