Como los profesionales y los más aficionados saben, todos los blended whisky tienen un corazón. Más allá de disquisiciones poéticas, el corazón de un whisky es el single malt que representa más porcentaje de líquido en la mezcla y que, por tanto, imprime su carácter en el resultado final. Hace unas semanas tuve la suerte de realizar un viaje al corazón del whisky Dewar’s en las Highlands y conocer la destilería de Aberfeldy, pero también a sus carismáticos fundadores, los hermanos Dewar.
John Dewar comenzó como casi todos los fundadores de las marcas conocidas de blended whisky escocés: siendo propietario una tienda de alimentación, vino y destilados en 1846. Fueron sus hijos, Alexander y Tommy, los que trabajaron juntos desde finales del siglo XIX para convertir la marca de su padre en lo que es hoy en día. Eran un equipo perfecto, Alexander se centraba en el negocio y en la calidad, mientras que Tommy era el relaciones públicas de la empresa. Alexander comenzó a realizar el doble envejecimiento que caracteriza a todos los blended de la compañía -excepto White Label-. Es decir, empezó a introducir el resultado de la mezcla durante 6 meses en barricas de roble para aportarle mayor suavidad y armonizar mejor los diferentes whiskies que lo componen.
Tommy, por su parte, fue un vividor y un pionero. Viajó durante dos años por 26 países dando a conocer su marca (como un brand ambassador actual) y creó el primer anuncio para cine en el que se le veía bailando vestido de escocés . Fue de los primeros en tener un coche en Escocia y participar en carreras, pero también era un gran coleccionista de gallinas ponedoras. todo un personaje. Este es el anuncio.
Durante todo el viaje, Alexander y Tommy nos acompañaron por la destilería y nos guiaron a través de diferentes actividades: creamos nuestra propia mezcla de whiskies, aprendimos a sacar el tapón de una barrica para poder coger unos drams sin alertar al patrón, descubrimos el club oculto en la bodega, visitamos una granja de gallinas ponedoras, firmamos una barrica en la bodega de envejecimiento, nos calentamos con un Hot Toddy junto a la reserva de agua de Alberfeldy -Pitilie Burn- y hasta hicimos una barbacoa y jugamos a juegos en medio de la campiña. Todo ello, por supuesto, con un dram de whisky en la mano. Aquí tenéis un resumen en vídeo de unos días increíbles.
La compañía John Dewar and Sons, actualmente en manos de Bacardi, es propietaria de cinco Single Malts que tuvimos la suerte de probar de la mano de Ximena Cervantes, su Brand Ambassador, en el mismísimo Scotch Egg Club de Aberfeldy y ante la atenta mirada de Tommy Dewar. Cada uno con sus peculiaridades y diferencias, pero todos ellos una maravilla.
Aberfeldy, el corazón de Dewar’s
Aberfeldy está en un paraje tan bonito que inspiró un poema del famoso poeta escocés Robert Burns, The Birks of Aberfeldy. Su fuente de agua se llama Pitilie Burn y tiene oro aluvial aunque, por un decreto de la Casa Real, todo oro que se encuentre tiene que ser entregado a Su Majestad la Reina. Los single malt de Aberfeldy se encuentran en el mercado en cuatro expresiones: 12, 16, 18 (solo para travel retail) y 21 años. Se caracteriza por tener una fermentación muy larga, de 70 horas, lo que le da una marcada nota a miel pero también por destilarse en alambiques con un cuello muy largo, lo que hace que el resultado sea más ligero y delicado.
Aultmore
De los cinco single malts este fue mi favorito. Se produce en Speyside, en una zona que siempre tiene niebla llamada Foggie Moss. Curiosamente, la destilería se colocó allí en 1897 para que los inspectores no pudieran ver los alambiques ilegales a distancia. El agua con el que se rebaja se filtra de forma natural en tojo y brezo, lo que le otorga unas notas frescas y verdes muy interesantes. No está filtrado en frío y se presenta a una graduación de 46% para un resultado más aromático y potente. Se encuentra en el mercado con 12, 18, 21 (solo para travel retail) y 25 años.
Craigellachie
Craigellachie es un whisky sorprendente, con notas sulfurosas, ahumadas y a goma quemada muy potentes que te descolocan totalmente al ser un whisky de Speyside. Además, las edades a las que se embotellan son totalmente locas y extrañas: 13, 17, 19 (solo para travel retail), 23 y 31. Lo hacen así porque ellos consideran que es en ese momento cuando está perfecto para salir al mercado y no quieren atenerse a los estándares de la industria. Pronunciar su nombre tampoco está al alcance de todos, aquí estamos intentándolo.
Una de las peculiaridades técnicas que tiene es que se destila en unos alambiques con unos curiosos serpentines que se van estrechando gradualmente dentro del condensador. Dicen que es lo que le da ese extra de sabor y el efecto jugoso en la boca. Se embotella a 46% grados para mantener esa potencia de aroma y sabor y, claro, no está filtrado en frío. Todo a tope. No en vano, Craigellachie 31 fue considerado mejor Single Malt del mundo 2017 en los World Whisky Awards que otorga la revista World Whisky Magazine.
Royal Brackla
Esta destilería, aunque se fundó en 1812, fue la última en formar parte de John Dewar and Sons, ya que fue comprada en 1998. Se caracteriza por una larga fermentación y por madurar en barricas de oloroso de primer uso. Fue el primer whisky en recibir el sello real de la mano del rey William IV en 1833. Hasta ahora, se utilizaba solo en las mezclas de Dewar’s pero desde hace unos años se puede disfrutar también como Single Malt. Se vende a 40% de alcohol en tres expresiones: 12, 16 y 21 años.
Deveron
Este Single Malt se produce en la destilería Macduff en las Highlands y es la más moderna de las cinco. Se fundó en 1960 en un pueblo de pescadores y fue una de las primeras que se construyeron sin zona de malteado, ya que actualmente casi ninguna destilaría maltea su propia cebada. Se caracteriza por unos alambiques con un cuello de cisne retorcido en la parte superior, que según los expertos crea un reflujo que le da un sabor más frutal. Además, tiene dos wash stills (los que se usan para la primera destilación) y tres spirit stills (los que se usan en la segunda), algo muy inusual en una destilería de whisky. No se vende en España, así que fuimos afortunados al poder probarlo allí.
No siempre se tiene la oportunidad de profundizar tanto en un whisky, una marca y una destilería, fue todo un lujo y una experiencia. Como dicen los Monty Python…