El 8 de abril abrió una nueva coctelería en el centro de Madrid, Baton Rouge y, en solo tres meses, ya es considerada una de las mejores de Madrid. A base de buenos tragos, un gran ambiente y mucho oficio, se ha colocado por méritos propios a la altura de clásicos modernos de la ciudad como 1862 Dry Bar, Angelita o Salmón Gurú pero con su propia identidad.
Baton Rouge
Baton Rouge es una coctelería inspirada en el estado sureño de Louisiana, coge su nombre de la segunda ciudad más importante del estado después de Nueva Orleans. La decoración recrea los dive bars del sur de Estados Unidos, locales informales donde la gente va a socializar y divertirse.
La entrada es fácilmente reconocible por su neón en el ventanal y la barra y contrabarra están realizadas con una madera muy oscura que contrasta con las paredes en ladrillo antiguo y rojo borgoña. Todo ello crea un ambiente muy acogedor y cálido. La música huye de la radiofórmula y acompaña a la perfección el concepto con estilos como Easy-Listening, Jazz, Blues, Funk de los 60´ y 70´ o Electro Swing.
Batón Rouge está a pocos minutos de Sol, con lo que se garantiza un buen flujo de turistas, que se ven atraídos por este oasis en medio de las tapas, vinos, paellas congeladas y cañas que monopolizan la zona. Los madrileños también podemos acudir allí a refugiarnos de la vorágine del centro y sentirnos como en casa cada vez que traspasamos sus puertas. Una curiosa mezcla de público que, sin embargo, convive y encaja a la perfección.
El ‘culpable’ del concepto es Diego González, que tiene una trayectoria de más de 20 años dedicados a la industria del bar, ejerciendo como bartender, consultor y brand ambassador en ciudades como Londres, Nueva York, Madrid, Ibiza, Cancún o México DF. Su último trabajo tras la barra fue en Tatel como head bartender, siendo uno de los responsables de convertirla en una de las barras de moda de la capital. De allí se trajo a Pedro Montero, cuya simpatía y buen hacer son el complemento perfecto para salir de Baton Rouge más que satisfecho.
La carta de cócteles
Viendo la carta, se nota la intención de Diego de llegar a todo tipo de público. El amante de la coctelería encontrará versiones de clásicos como el Manhattan, el Blood&Sand, el Negroni o el Sazerac mientras que el neófito podrá orientarse por la carta gracias a un utilísimo sistema de iconos que muestra el sabor, vaso en el que se sirve, método y momento para el que está recomendado. Las coctelerías tienen también la labor de intentar sacar a la gente de su zona de confort -que en nuestro país es muy estrecha en lo que a cócteles se refiere- y acompañarle en sus nuevas experiencias, poniéndoselo fácil, acertando con sus gustos y ayudándoles a descubrir nuevos sabores y horizontes. Aquí todo esto se cumple con creces.
Los cócteles se resumen en una carta de 16 referencias entre las cuales podemos encontrar clásicos personalizados por Diego González, siempre respetando la esencia y la estructura del cóctel. Así podemos pedir un Unsual Sazerac (cóctel oficial de Nueva Orleans), un Crafted Manhattan (servido en vaso de whisky con hielo tallado) o un Blood & Sand envejecido en barrica y acabado con una espuma de naranja. Amargos, afrutados, cítricos, especiados, sin alcohol, con mayor carga alcohólica… En Baton Rouge seguro que encontrarás algo a tu gusto. Cuenta con una amplia selección de destilados pero, sobre todo, destaca la variedad de referencias de whisky y bourbon.
Diego ha incorporado también a la carta de Baton Rouge su cóctel finalista de la Bacardí Legacy del año pasado, una reinvención de la Piña Colada con shrub de piña. Una Piña Colada para los que, como él, no aprecian demasiado esté cóctel puertorriqueño. Para darle el sabor y balance perfecto a cada trago, Diego elabora en el bar muchos de los ingredientes que se utilizan en las recetas, como bitters, siropes y el vermut de la casa.
Uno de los gestos que demuestran su vocación por el detalle es el vaso de agua con el que te reciben y que nunca está vacío durante tu visita. Algo tan sencillo y que debería ser un estándar de servicio en las coctelerías -hay que mantenerse hidratado al beber alcohol-, no es tan habitual en España y contribuye a que el cliente se sienta como en casa y alargue su estancia.
La comida
Una tendencia que está empezando a popularizarse en las nuevas coctelerías es la posibilidad de comer algo mientras se bebe. Diego González lo tiene claro: “Siempre he trabajado en ‘puros bares o cocktail bars’ donde había comida. Me resulta difícil no concebir un buen bar donde no haya algo, aunque sea para picar. Creo que existe una gran necesidad de que toda bebida vaya acompañada por algo de comida. Simplemente creo que es necesario. Tenemos una carta muy reducida pero lo que hacemos, lo hacemos bien. Ni es nuestra guerra ni es nuestro foco. Simplemente es un añadido al concepto en general”.
El plato estrella de la carta es la hamburguesa, con una carne de primera calidad y unos ingredientes excepcionales, que se declina en unas cuantas opciones para elegir. Comer semejante manjar maridado con un buen cóctel de whisky o bourbon (o mezcal o ron o lo que ellos te recomienden con tu destilado favorito) le arregla el día a cualquiera.
En la segunda planta podemos encontrar una chimenea con sofás chester para estar relajado y disfrutar del momento en buena compañía. Sentado allí parece mentira estar en pleno Sol. En definitiva, creemos que Baton Rouge ha entrado ya por méritos propios en la lista de locales imprescindibles de Madrid.
Fotos cedidas por el local.