Los aficionados madrileños a la coctelería tiki de verdad nos sentíamos un poco huérfanos desde que desapareció el Kona Lei hace un año. Aunque en muchos locales tienen ya recetas de inspiración tiki en sus cartas, necesitábamos urgentemente en Madrid que alguien salvaguardara los sueños de cartón piedra de Don the Beachcomber y Trader Vic y sus recetas originales.
Pero basta de lamentaciones y alcemos nuestros Mai Tais, porque desde hoy los aires del Pacífico vuelven a invadir Madrid. Miguel Escobedo, alma máter del Kona Lei, estrena su «Tiki Chateau» en la calle San Vicente Ferrer 32 de Madrid.
Tiki Chateau, un local con aires del Pacífico
Muy cerca de la Plaza del Dos de Mayo, entre Tribunal y San Bernardo, surge este nuevo punto de encuentro para amantes del espíritu tiki. Sus paredes están llenas de fotografías que nos transportan a tierras lejanas, de máscaras aborígenes y tallas de dioses que nos observan amenazantes. Miguel tiene una de las mejores colecciones de tiki mugs de España, así que en el local se pueden contemplar algunos de sus vasos junto a otras piezas de memorabilia tiki. El local está lleno de detalles que descubrir.
Uno de los rincones ideales para charlar se encuentra bajo la atenta mirada del ídolo que protagoniza «The Pearl of Wisdom», un cuadro de August Holland. Pero como siempre pasa en los locales especializados, lo mejor es sentarse en la barra y aprovechar los pocos momentos libres de Miguel para absorber la mayor cantidad de historias y sabiduría tiki que podamos (y que los más de 62 grados de los rones overproof nos permitan).
Una barra para pasar la noche.
La semana pasada tuvimos la suerte de poder echar un vistazo a la carta y probar algunos de los cócteles que propone Tiki Chateau. En la carta encontramos recetas clásicas como el Singapore Sling, el Mai Tai o el Zombie; junto a creaciones de la casa y cócteles clásicos tiki desconocidos para el profano. Junto al falernum casero (ya todo el mundo hace falernum casero) nos encontramos cosas más sorprendentes como Fassionola casero, un ingrediente que preparaba Don the Beachcomber con varias frutas y que Miguel usa en su «Beso de Cobra». La cosa va en serio, como podéis ver.
La carta no detalla los ingredientes que componen cada cóctel. No sabemos qué marcas, ni qué frutas, ni qué especias nos vamos a echar al gaznate ni falta que nos hace. Miguel quiere que nos dejemos llevar por la intuición y nos pongamos en sus manos. Empezamos con un «Beso de cobra», con Appleton State, Lemon Hart 151, Fassionola, Falernum y hasta ahí puedo leer. Si queréis saber qué es un cóctel tiki, junto a la definición de la RAE debería estar la foto este cóctel.
Continuamos con «La esfinge de Bikini», que toma su nombre del cuadro que Dalí dedicó a las pruebas nucleares que hizo Estados Unidos en el atolón de Bikini durante la Segunda Guerra Mundial. Un nombre muy apropiado para un cóctel que lleva como destilado base el ron blanco overproof de Wray & Nephew (62,8% de nada). Ahora sí, está muy muy bueno. Uno y a mimir, a no ser que seas un rudo marinero de los mares del sur, un bartender o un blogger de coctelería.
Y entonces llegó el esperado momento de la noche, un cóctel con ron infusionado en bacon (un ron fat-washed). En Polinesia, los caníbales llamaban «long pig» a la carne humana así que no podía faltar en esta carta un homenaje a esos aventureros en salacot -como el heredero de los Rockefeller- que fueron de expedición y acabaron en una barbacoa. Imprescindible (el cóctel, la carne humana es opcional).
Así que si quieres disfrutar de un buen cóctel tiki o saber a qué sabe un Mai Tai de verdad como el que preparaba Trader Vic -y olvidar las aberraciones que encontramos por ahí-, esta es tu casa. Como dicen en su cuenta de twitter: Un rincón del Pacífico en el centro de Madrid. ¡Mahalo nui!
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Fotos: josemarmol.es ©
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