Coincidiendo con el Lisbon Bar Show se celebró la final internacional de Glassology, el concurso de diseño de cristalería que organiza Libbey. Tuve la suerte de ser invitada por la compañía a asistir a la final en Portugal y apoyar de cerca a los finalistas españoles: Jesús de los Mozos, bartender del 1862 Dry Bar de Madrid, y su sobrino Jesús López, diseñador industrial.
En The Shaker and The Jigger ya os expliqué al detalle las seis propuestas finalistas y el diseño del ganador, Robert Schinkel de Holanda, que justo se encuentra camino de Tales of The Cocktail como reportero de Libbey. El diseño de los españoles era un vaso Old Fashioned que buscaba dar protagonismo a los destilados de calidad que se toman solos, mejorando su servicio y el disfrute del cliente.
Para llegar a la final, los participantes tuvieron que enfrentarse a varias fases. Los afortunados que pasaron el primer corte viajaron meses antes de la final a Lisboa y Ámsterdam para presentar sus diseños. Allí realizaron varias masterclasses con el equipo de la marca para conocer los procesos de fabricación y poder afinar sus propuestas desde un punto de vista técnico.
Glassology es el primer concurso del mundo de la coctelería que demanda a los bartenders ir más allá de la creación de un cóctel y aportar sus insights como usuarios a la creación de la cristalería que utilizarán en sus locales. En unos meses se convocará la segunda edición del concurso y nadie mejor que un finalista como Jesús López para contarnos su experiencia durante el largo proceso de participación y diseño de propuestas.
– ¿Qué te parece la iniciativa de Libbey de involucrar a los bartenders en el diseño de la cristalería que van a usar en sus cócteles?
Me parece genial. Creo sinceramente que todo debería de ser así. Una empresa que fabrica en este caso vasos, no siempre es del todo consciente de las carencias o necesidades de aquellos que hacen de estos vasos sus herramientas. La empresas se encargan de hacer productos atractivos de cara al consumidor, pero muchas veces olvidan al intermediario, en este caso los bartenders quienes hacen lucir al vaso.
Bien es cierto que las personas no siempre saben lo que quieren, por falta de criterio aceptando lo estipulado por la sociedad, pero también porque no es su cometido, su criterio puede ser erróneo y demasiada libertad tal vez generase productos sin sentido, imposibles de fabricar o que no contribuyen como se espera de un diseño de un vaso. Por esto creo que una equilibrada participación entre la mente fresca de un bartender, junto con la de un experto diseñador puede crear resultados muy interesantes y originales, que darían mucho de que hablar.
– ¿Cuál es el proceso creativo que seguiste para diseñar tu propuesta?
Nuestra propuesta parte de la búsqueda de problemas dentro del mundo de la coctelería. Analizamos formas de servir bebidas, problemas a la hora de beber dichas bebidas, problemas en los vasos, etc. Finalmente consideramos que el problema del enfriamiento de un buen alcohol sin la dilución del hielo podía ser un buen concepto que desarrollar al que le integramos un poco de magia y de hielo seco, que siempre favorece.
– ¿Qué dificultades técnicas tuviste para implementar tus ideas?
Las dificultades técnicas encontradas sobre todo surgen en el proceso de fabricación.
Aunque nuestro diseño era limpio y sencillo implicaba una gran complejidad técnica. Al no ser especialistas en fabricación, desconocíamos los procesos viables para su desarrollo.
– Cuéntanos cómo se desarrollaron las masterclasses en Portugal.
La verdad es que solo puedo describirlas como algo increíble. El equipo de Libbey se ha portado de una manera increíble con nosotros cuidando hasta el último detalle.
Comenzamos con una hora de clase sobre la fabricación de los vasos que no nos hizo expertos pero, sin duda, sí conocedores de las múltiples formas que existen y de pequeños detalles a tener en cuenta. Sin embargo, debo destacar que el método para desarrollar nuestro vaso no lo dijeron en esa primera charla y me trajo un sudor frío hasta que mas tarde nos dijeron que también era viable por otros procesos de fabricación.
Después la clase con Elliot Ball fue una locura. Ver como mas allá de una bebida por puro divertimento hay toda una ciencia que engloba la química de los líquidos, sus reacciones y una ciencia sobre como excitan y se comportan dichas bebidas en boca, fue muy interesante y curioso, a pesar de lo rápido que hablaba en ingles y de la cantidad de cocktails que se prepararon aquella tarde.
– Además del tuyo, ¿cuál era tu diseño favorito y por qué?
Muy bien formulada esta pregunta, ¡jajaja! Pues seguramente mi siguiente diseño favorito sería el de Nuño Silva. Mi parte de diseñador me hace buscar la funcionalidad, la versatilidad y la experiencia del usuario. En este caso, Nuño aunaba varias de estas características en un diseño que, como herramienta para un bartender, era multifuncional, se convertía en simples pasos en otro utensilio diferente y sobre todo la mezcla de materiales que sin duda daba un toque muy distintivo a este diseño.
– ¿Crees que los diseñadores industriales deberían trabajar más cerca de los usuarios finales de los productos para crear objetos más usables?
Por lo general los diseñadores industriales, trabajamos por y para las personas. En los últimos años se ha manchado muchísimo el buen nombre de nuestra profesión por culpa de personas que se creen artistas y que juegan con el dinero de sus clientes para salir en las revistas. En vez de eso, debemos ayudar con nuestros conocimientos sobre la materialidad de las cosas y sobre cómo funciona el mundo a nivel de usabilidad.
Yo siempre digo que hay que poner un diseñador en tu vida, ¡la hace mas fácil!
En la práctica tratamos de ser personas que nos empapamos de la realidad que nos rodea y tratamos de ver problemas para buscar soluciones en todos los ámbitos posibles.
Por lo tanto, estoy de acuerdo, ya que una multidisciplinariedad siempre favorece a un producto, dos mentes pueden pensar más y por lo general mejor que una sola.
– ¿Qué consejo le darías a los próximos participantes de Glassology?
¡¡Espero ser uno de los próximos participantes!! ¡El concurso es genial aunque no ganes! Las personas que allí conocí, el ambiente, los compañeros, todo fue sobre ruedas a pesar del problema de tener tantos idiomas allí reunidos.
No obstante si tuviera que dar un consejo sería el siguiente: que piensen muy bien qué quieren diseñar y por qué, en qué va a contribuir que esté ese vaso en el mercado y qué va a aportar que otros vasos no lo hagan ya. Si realmente merece la pena como para ser fabricado con los recursos que ello implica. Una vez pasado este filtro, seguir adelante con el diseño y defenderlo a capa y espada siendo humildes y honestos con nosotros mismos. Si no, al fin y al cabo es solo un vaso.