En destilados como el whisky, los trabajos de selección de la materia prima, destilación y mezcla se dejan en manos de tres expertos, mientras que en Cognac todo el proceso suele ser responsabilidad de una misma persona: el maître de chai. Con ese espíritu, Thibault emprendió un diseño de producto sin concesiones. Férrea selección de ingredientes, proceso separado en dos fábricas para no tener que transportar materia prima y 560 controles de calidad de los que 50 son puramente humanos e involucran a todos los perfiles de la compañía. Pero vayamos por partes…
La materia prima y la destilería de Picardie
Muchas marcas de vodka comienzan a trabajar a partir de fermentaciones o de productos ya destilados que compran a otros. Cuanto antes empieza el control del proceso, más caro es el resultado final. Thibault decidió utilizar para Grey Goose trigo de invierno de la zona de Picardie, un trigo de gran calidad que se suele usar en alta pastelería por su bajo contenido en proteínas y gluten.
Para no tener que trasladar el trigo desde Picardie a Cognac y perder su frescura, decidió montar allí la destilería. En Picardie se efectúa una única destilación en cinco columnas de forma continua, un proceso que han patentado y que da como resultado un alcohol de 96 grados.
La mezcla y embotellado
En este punto, toca mezclar el alcohol destilado con agua. Thibault decidió utilizar la de un manantial del río Charente del que consiguió la explotación exclusiva. En su obsesión por la calidad de los ingredientes, decidió no transportar el agua a la destilería de Picardie, sino montar otra fábrica en Gensac, cerca del manantial. Para que el agua sea fresca, se extrae diariamente la cantidad que se va a utilizar y no se almacena. Se incorpora al destilado aproximadamente un 60% de agua hasta dejarlo en 40 grados.
Después de embotellar y antes de enviar cada lote a su destino, Thibault y ocho personas de la empresa hacen un control de calidad de aroma y sabor que consiste en una cata ciega. El maître de chai se ha encargado personalmente de formar a todos los empleados de la compañía para que puedan realizar esta tarea. Si uno de ellos no está conforme con el producto final, no se envía.
El nombre y la botella
Sidney Frank tenía claro que producir en Francia le daba a su vodka una imagen de calidad y glamour, especialmente en el mercado estadounidense. Así que para reforzar esa imagen de sofisticación y refinamiento francés añadió a la botella una bandera y la leyenda “Distilled and bottled in France” bien grande.
El nombre de Grey Goose hace referencia al ganso salvaje, un ave migratoria que recorre grandes distancias y que simboliza el viaje del vodka desde Francia a Estados Unidos para su comercialización. Tanto la imagen de marca como la botella están creadas y producidas en Francia.
Pude conocer de primera mano esta historia en la masterclass para profesionales que organizó Grey Goose en Kitchen Club Madrid. Claudio Bedini, Brand Ambassador de Grey Goose para el Sur de Europa, e Ignacio Vázquez, City Trade Ambassador para Madrid y Levante, presentaron el producto y condujeron la cata posterior. Pudimos probar tres referencias: Grey Goose, Grey Goose VX y Grey Goose La Poire.
Al llegar nos recibieron con un cóctel veraniego muy en la línea de los gin-tonic refrescantes, Le Gran Fizz, con vodka, St. Germain (licor de flor de saúco), zumo de lima y tónica. Pero el verdadero descubrimiento de la velada fue el Grey Goose VX. Supongo que François Thibault no pudo resistirse a volver a sus orígenes y creó este vodka con un 5% de cognac (destilado en exclusiva para este producto) y envejecido dos años en barrica. Una maravilla de aroma y sabor que se presenta en una botella baja y ancha incómoda de coger pero muy sofisticada, que se inspira en los decantadores de licor francés. ¿Quién dijo que todos los vodkas son iguales?