Sin embargo, las marcas de whisky tienen el reto de ampliar cuota de mercado explicando sus diferencias y virtudes a futuros consumidores que se decantan por otros destilados más «fáciles» o más de moda. En ese contexto, Chivas está organizando algunas catas para acercar la categoría y sus productos a sus públicos potenciales, buscando abrirle los ojos a más de uno. Siempre oigo a los bartenders decir que es una gran satisfacción sorprender con un cóctel de whisky al que se declara no bebedor de este destilado, así que es todo un reto triunfar en una cata con gente que no es profesional y ni siquiera aficionada.
Chivas es un blended scotch whisky que se produce en la destilería Strathisla en las Highlands. Allí se destila también el single malt que es el corazón de todas las mezclas de Chivas. El resto del blend son maltas de toda Escocia, aunque Chivas destaca por la poca cantidad de whisky ahumado que incorpora, al contrario que otros famosos blended como Johnnie Walker. Eso convierte a Chivas en un buen whisky de iniciación, ya que es más fácil de beber y disfrutar.
La marca surge a mediados del siglo XIX en Aberdeen de la mano de los hermanos Chivas, que tenían una tienda de delicatesen muy famosa por abastecer, entre otros, al Castillo de Balmoral.
Durante la masterclass, Diego González explicó a un público muy atento que para que un whisky sea legalmente un scotch tiene que cumplir una serie de requisitos como, por ejemplo, ser añejado en Escocia al menos durante 3 años y tener una graduación alcohólica de más de 40 grados. Otra de las curiosidades que sorprendieron a la audiencia fue que las barricas pierden un 2% anual por evaporación, lo que se conoce como “la parte de los ángeles”, por lo que no pueden ser auténticos aquellos whiskies que dicen tener más de 50 años en barrica (¡no quedaría nada que embotellar!).
En la cata probamos el Chivas de 12 años, el de 18 y el de 25. Lo que mucha gente no sabe es que el año de añejamiento que aparece en las botellas de whisky escocés hace referencia al malta más joven de la mezcla, con lo que todos los blended cuentan en su composición con maltas más añejos. De los tres, el Chivas de 18 años fue el que más gustó, con su inconfundible aroma a pasas y su suavidad. Para terminar, nos prepararon un combinado con zumo de lima y ginger ale, muy refrescante. El ginger ale es una gran puerta de entrada al combinado de whisky y muchas marcas lo están usando para convencer a nuevos consumidores, yo creo que con éxito.
La marca está ahora arrancando la tercera edición de su concurso internacional de coctelería The Chivas Masters, en el que bartenders de todo el mundo tienen que crear un cóctel que encarne los valores de la marca: fraternidad, generosidad, caballerosidad y optimismo. Me consta que hay barmaids que se han sentido poco identificadas y ofendidas por la traducción del adjetivo original “chivalry” por caballerosidad en lugar de cortesía; aunque está claro que el posicionamiento de la marca se acerca más en sus códigos al público masculino. Quizás eso empiece pronto a cambiar.
El 18 de abril tendrá lugar el casting local en Madrid, el 25 en Sevilla y el 9 de mayo en Barcelona. Los participantes tendrán que preparar tres cócteles: uno inspirado en la cultura oriental, uno basado en la coctelería clásica neoyorkina con toques escoceses y uno que represente la escena local de la ciudad de origen del participante. El ganador nacional viajará a Shanghai en junio para hacerse con el título global. Suerte a todos los participantes, estaremos atentos a las propuestas y al resultado.
Fotos cedidas por la marca.