Cuando el concurso lo patrocina una marca la competición tiene similitudes con una entrevista de trabajo. Hay que tener labia, ofrecer espectáculo, demostrar conocimiento del producto, representar los valores de la marca, seducir al equipo de marketing. Sin embargo, un concurso organizado por una asociación profesional tiene más de escuela, de vieja escuela, y se asemeja más a un examen. Profesionales de solera observan detenidamente tu técnica, ingredientes y proporciones del cóctel, tu creación se degusta en cata ciega y se trabaja a la vez que otros participantes. No hay espacio para el espectáculo o para suplir carencias con simpatía y carisma.
El lunes 14 de marzo tuvo lugar en el Hard Rock Café el concurso regional de la Asociación de Barman de la Comunidad de Madrid. Veinte bartenders de la capital (5 de ellos en la categoría de jóvenes) compitieron en grupos de cuatro en dos pruebas, coctelería clásica y gin-tonic. Primero tuvieron 15 minutos para preparar las decoraciones y los zumos, 3 minutos para la mise-en-place y 7 minutos para preparar 5 cócteles aperitivos. La novedad este año era que los barmans tenían que presentar su cóctel en inglés, pensando ya en la final mundial y en la proyección internacional de estos profesionales, que cada vez necesitan más soltura hablando inglés en público.
Durante la elaboración, cada participante trabajaba bajo la atenta mirada de un integrante del jurado técnico, que no le quitaba ojo de encima. Después, el jurado de degustación (que estaba en otra sala para que el autor del cóctel no condicionara su juicio) puntuaba el sabor y el aroma. La segunda prueba era la preparación de un gin-tonic de Mombasa y alguna de las tónicas aromáticas de Schweppes. Mientras esperábamos el resultado, tres flair bartenders compitieron también en su categoría.
Los ganadores fueron:
– Pedro Martínez Morillas, Head Bartender de Platea, en la categoría de Jefes.
– Joel Jamal de 90 grados en la categoría de Mejor Técnica y Destreza.
– Renato Medina en la categoría de Jóvenes Barmans.
– Petrica Spataru de Perrachica en la categoría de Gin-tonics.
– Christian Balta de Hard Rock Café Madrid, en la categoría de Flair.
Como simple asistente a la competición, vinieron a mi mente cinco reflexiones sobre lo vivido durante esas cuatro horas:
1) Entre los veinte participantes solo había una mujer. Ya sabemos que la barra es un lugar eminentemente masculino, pero seguro que en los bares hay más de un 5% de mujeres bartender. ¿Por qué en las competiciones casi no se ven barmaids? A pesar de que el fenómeno de los bartenders estrella llega más tarde que el de los chefs, también en coctelería parece que los currantes son mujeres y los cabezas de cartel, hombres. ¿Dónde están las barladies de este país?
2) En esta competición, los bartenders podían elegir libremente los ingredientes de su cóctel con tal de respetar una serie de medidas y de volumen de alcohol. Sorprendentemente (o no), muchos eligieron mezcal como destilado principal y unos cuantos, pisco. De hecho, el ganador de la categoría de Jóvenes Barmans, Renato Medina, lo hizo con un cóctel con pisco de la variedad aromática Albilla. Me resulta muy interesante ver qué destilados elige un barman cuando no hay condicionantes. Una competición libre de patrocinadores es un buen reflejo de los destilados que más gustan y más de moda están entre los bartenders en un determinado momento, aunque esto no se traduzca en la realidad de consumo del cliente final.
3) Si bien el pedir a los bartenders que presentaran su cóctel en inglés era una buena manera de obligarles a practicar y exponerse, puso en evidencia el bajo nivel de los participantes, incluso de los más jóvenes. Casi todos dijeron su nombre, el nombre del cóctel y los ingredientes sin explicar nada sobre la inspiración o lo que querían transmitir con su elaboración. Habiendo tenido tiempo de preparar el discurso, ensayar y aprenderse la presentación, me parece grave la cantidad de errores gramaticales, mala pronunciación y poca articulación del discurso y el storytelling que vimos en la mayoría de participantes. ¿Algún profesor de inglés en la sala? Aquí tiene un nicho de trabajo importante.
4) Las dos pruebas a las que se enfrentaron los participantes fueron elaborar un cóctel aperitivo de su invención y un gin-tonic. A pesar del boom del gin-tonic en los bares y el curioso fenómeno del “gin-tonic español” –al menos algo le hemos arrebatado a los ingleses-, me sigue haciendo pensar que se juzgue la destreza “oficial” de un bartender haciendo gin-tonics como categoría separada.
5) Otra de las cosas que me sorprendieron es que en una competición “objetiva” organizada por una asociación profesional y no asociada a una compañía o marca los participantes fueran mayoritariamente bartenders jóvenes que están estudiando y profesores. ¿Dónde están los bartenders más consolidados o con más experiencia que sí se presentan a otros concursos? ¿Es una cuestión de exposición mediática? ¿De discrepancias con la asociación? Por otro lado es de agradecer la humildad y buena disposición de los profesores que se atrevieron a competir contra sus alumnos y, por qué no decirlo, a ponerles un poco nerviosos.
Al margen de estas reflexiones, siempre es un placer ver en directo la creatividad que entraña un concurso de coctelería, los nervios, el compañerismo, la dedicación y el desfile de elaboraciones que tienes curiosidad por probar pero solo puedes imaginar. Dentro de unos meses se celebrará la final en Madrid y conoceremos al campeón nacional que nos representará en Dinamarca. Mientras tanto, podemos pedir en Platea Madrid el cóctel ganador ,“My Madness”, de Pedro Martínez Morillas, que se inspira en un postre líquido y tiene vodka, vodka citron, puré de fruta de la pasión, zumo de lima, chocolate blanco y clara de huevo. ¡Salud!
Fotos: josemarmol.es