El 9 de marzo el equipo del 1862 Dry Bar de Madrid se trasladó por unas horas a The Library, la coctelería del hotel INNSIDE Madrid Génova, para presentar los nuevos cócteles de su carta. La mayoría de asistentes eran amigos, parroquianos habituales y profesionales. La «extraña» elección de un lunes para el evento se debe a que la mayoría de bartenders libran y es el único día que pueden ponerse al otro lado de la barra.
Poco a poco, el 1862 Dry Bar se ha hecho un hueco como el bar de los bartenders. Buen producto, pasión por la coctelería clásica con algunos toques de innovación, savoir-faire, ubicación inmejorable, buen ambiente y abierto en lunes. Where everybody knows your name, ya sabéis. No se puede pedir más, o sí: que de vez en cuando innoven en el formato y colaboren con otros bartenders igual de inquietos.
En el 1862 Dry Bar es habitual encontrar eventos en los que se rememoran fragmentos de la historia de la coctelería (como los 100 años de la ilegalización de la absenta), se traen bartenders de otros países o ciudades (como la visita de los creadores de The Dead Rabbit New York), se centran en categorías (como la vermutería pop up) o se presentan productos nuevos (como el Cardenal Mendoza Angelus Cocktail Club).
En este caso, Alberto Martínez y su equipo hicieron las maletas (¿quizás de Bottesi?) y se trasladaron al local del que todo el mundo habla últimamente: The Library, capitaneado por Ramón Parra. Allí pudimos probar 6 cócteles creados por Mario Zamora, Rubén Castro, Adrián Benito, Jesús de los Mozos, Alberto Villarroel y el propio Alberto Martínez.
Mi favorito fue sin duda el ‘Cold Toddy’, un cóctel muy a la vieja usanza con Single Malt Whisky (The Glenrothes), Amer Picon, Jerez oloroso, miel y bitter de chocolate. Removido en vaso mezclador, refrescado con hielo pero servido sin él, perfecto para disfrutarlo despacio. Muy redondo y equilibrado. Un «póngame-tres» en toda regla.
Mi segundo favorito fue la ‘Diosa de Humo’ con mezcal, Bénédictine, zumo de naranja, zumo de lima, clara de huevo y bitter de naranja. Probablemente la clasificación esté sesgada por mi recién descubierto gusto por el toque ahumado que le da el mezcal a los cócteles (pero qué bueno está).
El tercer puesto del podio es para ‘Prescription’, un cóctel que destaca por su textura, su espuma compacta y su agradable punto amargo. Los ingredientes son Punt e Mes, Amer Picon, Campari, sirope de azúcar, zumo de limón y clara de huevo.
Quizás el que menos me gustó fue uno de los que más ganas tenía de probar, el ‘Asian Spring’, con sake, vodka infusionado con té verde de cerezas, curaçao y licor de flor de saúco. Me pareció un sabor algo desvaído en el que, aunque destacaba el té, se quedabamuy diluido con los demás ingredientes.
Los otros dos cócteles, muy apetecibles y frescos, fueron el ‘Apple Stormy’ con Rye Whisky, zumo de manzana y lima, absenta, ginger beer y clara de huevo; y el ‘Ricksaw’, con licor de jengibre, cognac, curaçao, zumo de limón y jengibre laminado.
Aquí podéis ver todo el álbum de fotos del evento.
Por mi parte, queda pendiente volver a The Library a probar las propuestas de la casa, entre las cuales hay una interesante carta de cócteles sin alcohol, un terreno con mucho potencial y hasta ahora poco trabajado más allá del San Francisco y los zumos multifrutas. Ramón Parra habla en este post sobre ello con más razón que un santo.
Y vosotros, ¿habéis probado algún cóctel de la nueva carta del 1862 Dry Bar o de The Library? ¿Cuál os gusta más?