A pesar de que la gastronomía peruana está de moda y cada vez es más conocida por los españoles, a la hora de pedir un cóctel o un combinado con pisco, pocos sabrán pedir algo más que un pisco sour. Esta identificación llega hasta tal punto, que muchos cocteleros peruanos se quejan de que la gente directamente pide un “pisco” para referirse a este cóctel.
El pisco puede combinarse con refrescos como el Sprite o la limonada, igual que otros destilados como el vodka o el tequila, pero no está de más conocer dos cócteles muy sencillos de preparar y que son muy típicos: el chilcano de pisco y el Perú libre. Vamos a ver las recetas.
Chilcano de pisco
Llenar un vaso highball frío de hielo y añadir 6 cl de pisco de cualquier tipo (aunque el mejor es el quebranta, ya vimos los tipos de pisco que existen y sus usos). Incorporar una cucharada de zumo de lima, dos o tres gotas de angostura y, después de haber removido un poco, unos 18-20 cl de ginger ale (hay que poner el triple de refresco que de alcohol). Se puede decorar con una rodaja de lima. Marida muy bien con comida con jengibre, que es muy frecuente en la comida peruana, así que este cóctel es una buena opción para tomar durante la cena o para acompañar un ceviche.
Perú libre
Es una copa muy sencilla de preparar. En un vaso highball lleno de hielo, añadir 6 cl de pisco (preferentemente acholado) y una rodaja de lima después de haberla exprimido un poco. Rellenar el vaso con 18-20 cl de Coca-Cola (3 veces la medida del pisco) y remover. Es una copa muy típica porque dicen que la coca que se usaba en la fórmula original de la Coca-Cola provenía de Perú y que el color rojo y blanco de la marca es un homenaje a la bandera peruana que los trabajadores de la empresa veían en los sacos que llegaban a Atlanta. ¿Será verdad?
Como hemos visto, el pisco es una bebida muy versátil, aunque en España todavía no la veamos y la bebamos fuera de los restaurantes peruanos. Además, no es fácil conseguir una botella de buen pisco que no provenga de Chile.
Al menos, ya sabemos dos copas más que pedir la próxima vez que vayamos a tomar un ají de gallina a nuestro peruano favorito.